Cuando una empresa no funciona bien y apenas tiene ingresos, lo más habitual es que tenga cerrar y solicitar la declaración de concurso de acreedores.
Pero, ¿qué es un concurso de acreedores? El concurso de acreedores es una situación que prevé la ley española gracias al artículo 2.1 de la Ley Concursal.
El concurso de acreedores es una herramienta legal que tienen las empresas que se encuentran en una mala situación económica o de crisis. Si la empresa carece de liquidez para cumplir con sus obligaciones financieras puede solicitar la declaración de concurso de acreedores. Para poder acogerse a esta situación legal, el empresario deudor debe demostrar su estado de insolvencia inmediato o actual.
La Ley Concursal describe varios tipos de situaciones concursales que se relacionan con el tipo de empresa creada, en función de factores como el número de acreedores, el importe adeudado o el valor activo de la empresa.
La dirección de la empresa tiene dos meses de plazo para solicitar la declaración de concurso de acreedores por lo que deben apresurarse una vez detecten la situación económica de insolvencia. En ese momento, un administrador concursal será la persona que supervise las actividades económicas de la empresa con el objetivo de que los acreedores puedan cobrar sus deudas y frenar la situación de insolvencia.
Las subastas judiciales electrónicas y el concurso de acreedores
Las subastas judiciales cambiaron su manera operar después de la entrada en vigor de la ley 19/2015 donde se pasa de un sistema de subastas presencial a un sistema de subastas electrónico.
Este cambio se realizó con ánimo de que aumentar el sistema de pujas e intentar recaudar más dinero de los bienes pujados, ya que muchas veces las subastas quedaban vacías y esto suponía un gasto para la Administración sin beneficio alguno.
Con el cambio al sistema electrónico, las subastas judiciales han aumentado la participación de los usuarios. No obstante, las subastas judiciales de bienes de empresas en concurso de acreedores plantean varios problemas que deben ser resueltos para mejorar la eficiencia del proceso.
Uno de los problemas que plantean estas subastas electrónicas, es que los acreedores no pueden saber el día y hora de fin la misma por lo que la falta de transparencia en este proceso es más que evidente.
Este problema y otros relacionados con los requisitos de los postores, hacen que muchos se planteen la eficiencia del sistema de puja telemático, ya que estas situaciones hacen que se evidencie una falta de transparencia que provoca desconfianza en los acreedores.